
¿Cómo cautivar a nuestros alumnos?: Estímulos para abrir sus cerebros instintivo y emocional (primera parte)
Leer: segunda parte; tercera parte.
La mayoría de nuestras clases no están optimizadas para el cerebro de nuestros alumnos: tan sólo los “salpican” (una especie de brain splash). Por esto, necesitamos aprender estrategias que les comuniquen nuestros contenidos al cerebro de los estudiantes.
Debemos comprender que los cerebros instintivo y emocional dominan la toma de decisiones de nuestros alumnos.
Piense en el cerebro instintivo y el cerebro emocional como el sistema operativo de su mente, un conjunto de instrucciones básicas que controlan cómo su computadora cerebral procesa las señales que entran y salen. No podemos reprogramar este sistema operativo.
El neocórtex (el cerebro racional) es la última versión del Microsoft Office para su cerebro. Es como un conjunto de aplicaciones mejoradas que usted aprende y actualiza a lo largo de toda su vida.
El cerebro racional utiliza recursos cognitivos que sirven para mediar algunas de las respuestas de los cerebros instintivo y emocional.
Al cerebro instintivo se lo suele denominar cerebro reptiliano. Es un conjunto de circuitos que preservan constantes los parámetros vitales de nuestro cuerpo en forma inconsciente (sin que tengamos que preocuparnos de la marcha de nuestro organismo) y, por lo tanto, es fundamental para conservar la vida. Trata de determinar si la información es un peligro para su supervivencia.
También el sistema reptiliano (alias el “cocodrilo”) es un filtro de los estímulos sensoriales, ya que todas las vías sensoriales (salvo el olfato) pasan por el cerebro instintivo. Este cerebro hablita la circulación de un estímulo sensorial (auditivo, visual, etc.) siempre y cuando sea relevante para la supervivencia.
El “cocodrilo” no reacciona ante ideas complejas o nuevas. Si su mensaje es complicado (contiene lenguaje abstracto y le faltan imágenes) es percibido inmediatamente por el “cocodrilo” como una amenaza. Este saca esa conclusión porque su mensaje tiene el potencial de absorber grandes cantidades de energía cortical para ser comprendido (y esa energía no podrá ser usada para su objetivo principal que es la supervivencia).
En esta situación una “neurotoxina” se une a su mensaje. Es como el número de identificación de FedEx que envía su recado para que sea procesado por la amígdala. Si hay un lugar en el sistema nervioso que no quiere que su mensaje termine es en la amígdala porque es donde se inicia el circuito del miedo y hace que la persona con la que está tratando de comunicarse quiera huir.
El sistema emocional clásicamente se denominó sistema límbico. Las emociones, desde el punto de vista de la neurobiología, contribuyen a que los parámetros vitales de nuestro cuerpo se mantengan constantes. Son como baterías energéticas que nos impulsan a interactuar con el medio ambiente.
La corteza racional posee la corteza prefrontal que es un “lujo evolutivo” de los homínidos en donde se encuentran las funciones ejecutivas. La persuasión sorprendentemente no es controlada por el cerebro racional sino por los cerebros instintivo y emocional (cerebros que son inconscientes y preverbales).
Referencia bibliográfica:
- Cialdini, R. B. (2006). Influence: The Psychology of Persuasion. New York: Harper Business.