
El cerebro se anticipa y, si es necesario, altera la realidad
Nuestro cerebro vive en un pasado cercano en el sentido de que se encuentra obligado a procesar e interpretar la realidad que percibe a través de los sentidos, algo que por supuesto le consume tiempo y, por lo tanto, le impide vivir totalmente en el presente. Sin embargo, a pesar de esta característica, se las ingenia muy bien para cumplir con su cometido de asegurar la supervivencia. Por ello, se ve obligado a predecir el futuro para así poder sincronizarse con lo que sucede en el presente.
Para realizar esta hazaña digna de la mejor pitonisa, el cerebro utilizará el conocimiento que posee de experiencias pasadas y, de este modo, predecirá inteligentemente lo que pasará en el futuro inmediato. Por ejemplo, si vamos a tirarle a un blanco móvil deberá tener en cuenta la velocidad con la que se desplaza para anticipar la posición que ocupará en el espacio y así conseguir acertarle. Sin embargo, aún puede hacer más y hacernos creer que suceden cosas que en realidad no ocurren.
Los investigadores Matthias Ekman, Peter Folk y Floris P. Lange, del Instituto Donders para la Investigación del Cerebro, la Cognición y el Comportamiento, de la Universidad Radboud, en los Países Bajos, realizaron un trabajo con el objetivo de ratificar esta afirmación.
El equipo liderado por Ekman demostró que cuando pronosticamos un evento, lo visualizamos automáticamente y a una velocidad rápida (por lo menos dos veces más deprisa que la velocidad real con la que se desplaza el objeto). Un ejemplo de esto sería el de cruzar una calle transitada. Cuando nos enfrentamos a esta situación tan frecuente nuestro cerebro acelerará ex profeso la velocidad con la que se nos aproximan los autos con el fin de ofrecernos una percepción sobreestimada del riesgo que estamos corriendo, apuremos el paso y lleguemos antes a la seguridad de la acera de enfrente.
Los autores consideraron que la visión humana es muy detallista porque es el principal sentido pro supervivencia que poseemos y, por esta razón, tiene una mayor resolución que la que pueden ofrecernos los otros sentidos, como el oído o el olfato. No obstante, la velocidad con la que circula la información visual desde la retina hasta la corteza visual es en tiempos neuronales relativamente lenta, pues se necesitan al menos 200 milisegundos para que la transferencia se produzca. Y si bien 0.2 segundos representaría un lapso de tiempo muy breve, a nivel cerebral en cambio es mucho en el sentido de que este retraso temporal podría significar la diferencia entre la vida y la muerte para un peatón atrevido.
Para conocer cómo el cerebro anticipa movimientos futuros, los investigadores les pidieron a 29 individuos que observaran en una pantalla 108 veces una secuencia de puntos que se balanceaban de izquierda a derecha o al revés en medio segundo. Después de las sesiones, los científicos descubrieron que los cerebros de los participantes pudieron anticipar con precisión los movimientos que realizaría cada punto.
Luego, las personas fueron invitadas a ver nuevas secuencias aleatorias. Algunas resultaron iguales a las anteriores, pero otras con el punto desplazándose a través de la pantalla, mostrando solamente el principio o el final de la secuencia.
En la medida en la que los participantes veían los puntos saltar en la pantalla, una parte correspondiente al córtex visual se iluminaba en cada etapa. No obstante, si solo apreciaban el inicio de la secuencia igualmente se activaba la misma área del cerebro, la cual completaba la trayectoria hipotética del punto, pero con la salvedad de que se anticipaba dos veces más rápido a la secuencia real.
De esta manera, se pudo constatar que nuestro sistema visual puede anticipar la trayectoria de un objeto al menos dos veces más deprisa que la verdadera trayectoria, algo que nos permite prever el recorrido de un objeto y actuar en consecuencia.
Para los investigadores los resultados muestran que la corteza visual puede completar una secuencia con información parcial de un objeto en movimiento y que esta hazaña la puede realizar incluso cuando la atención está dirigida hacia otra parte. Además, el hecho de que la predicción de eventos sea independiente del estado de atención sugiere un proceso automático. Los expertos consideran que en este proceso de anticipar el futuro inmediato está implicado el hipocampo, una estructura cerebral ligada a la memoria y también a esta función de premonitoria.
Debemos maravillarnos de cómo nuestro cerebro debe hacer una y mil piruetas para poder hacer las cosas bien en el sentido temporal sin que nosotros nos percatemos del hecho de cuándo y cómo las realiza.
Referencia:
- Ekman, M., Kok, P., & de Lange, F. P. (2017). Time-compressed preplay of anticipated events in human primary visual cortex. Nat Commun, 8, 15276. doi: 10.1038/ncomms15276
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