
Trabajando juntos para empoderar a los alumnos - hijos con TDAH (primera parte)
Leer: segunda parte; tercera parte; cuarta parte.
Las cinco C de la enseñanza o la crianza de los niños con TDAH
Si usted es un docente o un padre de un niño o un adolescente con TDAH seguramente se ha preguntado varias veces, ¿por qué es tan difícil? ¿Por qué sigue cometiendo los mismos errores?
Usted siente como si estuviera viviendo en la película “El día de la Marmota” (en este film Bill Murray interpreta a un meteorólogo de la televisión que, mientras cubre el evento anual del Día de la Marmota, se encuentra atrapado en un ciclo de tiempo, repitiendo el mismo día una y otra vez) porque las mismas cosas negativas siguen pasando una y otra vez, sin que nada de lo que usted haga pueda cambiar la situación.
Usted ama a su alumno – hijo, pero frecuentemente se siente frustrad@ y, en las profundidades de su mente, un poco asustad@.
Enseñar o criar a cualquier niño es mucho trabajo. Pero enseñar o criar a un niño o adolescente con TDAH se siente como algunos picos de progreso seguidos de grandes recaídas.
¿Por qué la vida diaria es a menudo más difícil para los niños y adolescentes don TDAH? Tienen dificultades académicas, sociales y psicológicas. Se olvidan de las cosas, no pueden disminuir su velocidad, les cuesta focalizar y se desconectan a menudo.
Son desorganizados, se sienten abrumados, no pueden controlar sus emociones y no dominan los matices de las interacciones sociales.
Les gusta su creatividad y su energía, pero se avergüenzan de sus errores, desean evitar ocuparse de ellos y a menudo se sienten incapaces de modificarlos.
Como todos los niños, tan solo quieren ser “normales”. Por supuesto que no quieren tener un “trastorno”.
Como docente y como padres, ¿cómo puede sentirse competente y efectivo para ayudarlos a superar los desafíos diarios que afrontan y a aceptar el cerebro que ellos tienen? ¿Cómo puede escuchar lo que ellos le están diciendo acerca de sus experiencias y ofrecerles la guía y la empatía que ellos necesitan?
Es crucial recordar que los niños con TDAH están haciendo lo mejor que pueden con sus habilidades, habilidades que están comprometidas por el TDAH (como, por ejemplo, dificultades con su memoria de trabajo, control de impulsos y concentración).
Es difícil para ellos como para usted. Ellos hacen lo mejor que pueden con sus recursos personales y se dan cuenta cuando no cumplen con los objetivos. Los docentes y padres somos testigos de sus esfuerzos. Los vemos triunfar un día y desplomarse al siguiente.
Los docentes y padres tratamos de facilitarles las cosas ofreciéndoles sugestiones que a veces funcionan mientras que otras son rechazadas antes que uno pueda terminar la oración. A menudo parece que estamos bailando un “pogo”: chocándonos entre nosotros y rebotando con moretones y agitados.
A pesar de que ama a sus alumnos o hijos, como su docente o padre, está más a menudo exhausto que entretenido por sus travesuras.
Aunque valora su creatividad, inteligencia o capacidades deportivas, probablemente lucha para mantener su paciencia, equilibrio y humor cuando tiene que enfrentar el caos.
No quiere tener que recordarle a su hijo que ordene su ropa sucia por la tercera vez mientras la ropa limpia se mezcla con la sucia en el piso.
No quiere otra reunión con la maestra de su hijo sobre su falta de atención en clase. Y, por encima de todo, no quiere sentirse incapaz y no tener idea como docente o como padre de cómo guiar a su alumno – hijo. Usted, como todos los docentes y padres, quiere sentirse competente y capaz.
Denomino a esta hoja de ruta las cinco C de la enseñanza o la crianza del niño o adolescente con TDAH:
- AutoCONTROL: aprender a gestionar primero sus propias emociones para poder actuar efectivamente y enseñarle a su alumno o hijo a hacer lo mismo.
“Soy una persona emocional y a veces no tengo ningún control sobre mis emociones. Es como ser un volcán que está listo para explotar en cualquier momento”. Martín, 16 años.
- COMPASIÓN: encuentre a su alumno o hijo donde él está, no donde usted espera que esté.
“No me gusta cómo mis padres tratan de ayudarme porque me hablan mucho y me hacen muchas preguntas. Eso me genera presión cuando no tengo las respuestas”. Evan, 12 años.
- COLABORACIÓN: trabaje junto con su alumno o hijo y otros adultos importantes en su vida para encontrar soluciones a los desafíos diarios en vez de imponerle sus reglas.
“Mi mamá me dice que puedo jugar con la Play hasta que llega la hora de empezar a hacer la tarea para la escuela, pero después no quiero dejar de jugar cuando llega el momento de estudiar. Ahora mi mamá me pone el despertador y cuando suena la alarma sé que tengo que apagar la Play. No me gusta, pero dejo de jugar”. Valentín, 8 años.
- CONSISTENCIA: haga lo que dice que va a hacer. Promueva los esfuerzos de su alumno o hijo por lograr lo mejor que puedan.
“No entiendo cuando mi mamá dice: “La próxima vez que ensucies tu habitación no la voy a limpiar”, y luego va y la limpia”. Joaquín, 15 años.
- CELEBRACIÓN: dese cuenta y reconozca que está funcionando correctamente ofreciendo al niño y al adolescente palabras y acciones de apoyo, ánimo y elogio.
“Mi mamá me enseñó a pensar en forma positiva. Si uno puede preguntarse “¿Qué estoy haciendo bien? ¿Qué puedo hacer para mejorar esta situación?” entonces uno puede eludir una situación desagradable.” Martín, 16 años.
El modelo de las cinco C se basa en dos conceptos:
- Pensamiento basado en las fortalezas.
- Conciencia atenta.
El pensamiento basado en las fortalezas se focaliza en las capacidades de su alumno o hijo para ayudarlo a construir competencias y autoconfianza. El pensamiento basado en las fortalezas significa identificar cualidades en las cuales su alumno o hijo se distingue y sobresale. Estas habilidades pueden ser obvias o estar ocultas, pero están allí y su tarea es identificarlas.
Si ve que su alumno o hijo construye hermosas estructuras con los Legos, entonces utilice esta fortaleza como punto de partida. Preste más atención a esta cualidad en vez de que le cuesta leer.
Cuando los docentes y padres utilizan el pensamiento basado en las fortalezas cultivan la autoconfianza, la resiliencia y la motivación en sus alumnos e hijos porque están trabajando desde el punto de vista de sus competencias en vez de sus fracasos.
La conciencia atenta involucra observar, escuchar y aceptar lo que su alumno o hijo le está diciendo. Esto es muy útil como punto de partida para cualquier tipo de cambio. Si su hijo de trece años de edad está corriendo por su habitación un domingo a la noche en estado de pánico porque se olvidó de hacer la tarea de geografía que tenía que hacer para el lunes, está mostrando varias cosas: no solamente que no es capaz de organizarse para poder controlar sus deberes y recordarlos, sino que también está asustado, preocupado y abrumado.
En vez de decirle enojado, “¡Cuantas veces te dije que tenés que preparar tus deberes con tiempo!”, o “¿Por qué no podés ser ordenado con tus tareas como tu hermana?”, utilice la conciencia atenta y responda en forma empática.
Por ejemplo, podría decir: “Veo que estás muy preocupado y abrumado por la tarea de geografía. Tranquilicémonos y veamos qué podría ser útil para resolver tu problema. Vas a superarlo y yo te voy a ayudar en todo lo que pueda”.
Enojarse con el hijo no será de ayuda para ninguno de los dos. El está emocionalmente agobiado y necesita de su apoyo. La conciencia atenta lo ayuda a alinearse con su hijo o alumno para resolver su problema.
Al otro día, cuando las cosas están más calmas, puede plantear otra estrategia para la tarea del fin de semana. “Pienso que necesitamos otro plan para evitar estos incidentes en el futuro. ¿Qué pensás? ¿Cuándo podemos hablar sobre esto?”. Luego pregúntele cuál es su opinión sobre lo que pasó, dígale su opinión y generen soluciones juntos.
Frecuentemente los niños con ADHD no toman decisiones efectivas porque no pudieron ver las claves ambientales, visuales o verbales que los hubieran ayudado a desacelerarse y descubrir una conducta alternativa.
A veces estos niños fracasan tan a menudo que no creen que puedan volver a tener éxito en su vida. El pensamiento basado en las fortalezas y la conciencia atenta pueden contrarrestar este patrón de fracasos de los niños con TDAH.
Referencia bibliográfica:
- Barkley, R. (2016). Managing ADHD in School: The Best Evidence-Based Methods for Teachers. Eau Claire: PESI.
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