¿Por qué es importante que los alumnos no estén estáticos mientras estudian? ¿Qué sucede en sus cerebros durante una clase? En esta nota encontrarán diez motivos por los cuales el ejercicio es un buen aliado dentro del aula.

¿Por qué el ejercicio y el cerebro son aliados en el aprendizaje? (segunda parte)

Fecha 02 de Septiembre de 2014

Artículo de uso libre, sólo se pide citar autor y fuente (Asociación Educar).


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La conexión cerebro – cuerpo

¡El cerebro y el cuerpo NO son dos entidades separadas! Aquí van algunos ejemplos que representan el poder de la conexión cerebro – cuerpo:

- El cerebro y el sistema inmune interactúan en forma continua (múltiples novelas románticas certeramente nos demuestran que se puede morir de amor).

- El ejercicio aeróbico es un efectivo antidepresivo.

- La notable mejoría académica que se produce cuando se introducen programas de ejercicio en el aula.

Lo que pensamos tiene una respuesta física y lo que comemos, tomamos y hacemos (o no), un efecto directo en nuestro cerebro.

¿Cómo aprende nuestro cerebro y cómo puede ayudar el movimiento para que este proceso sea más efectivo?

El cerebro incorpora conceptos a través del procesamiento de la información sensorial que es la resultante del bombardeo de nuestro medio ambiente. En el corazón de este desarrollo están nuestras 100 billones de neuronas. Aunque éstas nunca se tocan entre sí, forman redes a través de conexiones químicas (denominadas sinapsis) que consolidan los datos.

Cuando las neuronas “parlotean” entre sí (la A habla con la B y la C interactúa con la D, etc.) usted aprende, procesa y esculpe huellas de memorias en su Sistema Nervioso.

Si la impresión en la memoria no se pierde debido a la inactividad neuronal, más neuronas se unen a la conversación y se forma una “alianza” (una red neuronal) más fuerte. Cuando éstas se configuran y se vuelven sólidas, la información de las comunidades neuronales es más fácilmente recordada.

Un objetivo del aprendizaje escolar es la memorización de grandes cantidades de material. Esto no ocurre sin grandes dificultades debido a las restricciones normales de nuestros sistemas de memoria.

El objetivo es que la información pase de los depósitos de memoria de ultra corto plazo a los de largo plazo. Esto es mucho más fácil decirlo que hacerlo: sin una profunda sensación de interés o de conexión emocional con los contenidos, estos pueden ser fácilmente olvidados.

En otras palabras, para que los temas se trasladen de la memoria de trabajo a la corteza asociativa (depósito de la memoria de largo plazo), que es el santo grial y el objetivo del aprendizaje escolar, algo debe sucederle a la información o a la experiencia.

Aquí van algunas sugerencias:

  • Encontrar un patrón.
  • Hacer conexiones.
  • Desarrollar un interés personal.
  • Asociar los contenidos con una experiencia previa.
  • Involucrarse emocionalmente.
  • Practicarlo.

Existen cinco “carriles” a través de los cuales el cerebro deposita la información en la memoria de largo plazo:

  1. Semántico: Representa el significado de las palabras utilizando el habla y la lectura.
  2. Episódico: Se refiere a la memoria espacial creando imágenes de dónde estábamos cuando ocurrió un evento.
  3. Emocional: ¡El más poderoso de todos los carriles! Procesa los sucesos que tienen carga emocional.
  4. Automático: Contiene la información que se ha vuelto automática con el uso.
  5. Procedural: Deposita la información relacionada con el movimiento.

Un dato interesante es que la memoria automática y la procedural (o motora) son procesadas por la misma región del Sistema Nervioso que coordina los movimientos: el Cerebelo.

Pasar la mayor parte del tiempo en el carril de la memoria semántica limita el acceso a poderosas regiones del Sistema Nervioso que pueden abrir nuevas puertas de ingreso al aprendizaje.

Los antiguos modelos sobre el Cerebelo que lo limitaban solamente a la coordinación del movimiento y el equilibrio ahora han sido reemplazados por otros que lo caracterizan como una importante estructura para las funciones cognitivas y la memoria.

El movimiento logra que el proceso de aprendizaje sea más eficiente

Estar activos juega un rol directo en cinco principios compatibles con el cerebro durante la experiencia áulica:

  1. El cerebro es atraído por la novedad: Los seis principios del movimiento pueden ser utilizados para lograr este deseo de novedad.
  2. El cerebro presta atención al movimiento: desplazarse con un propósito mantiene la atención y focaliza al alumno.
  3. El cerebro necesita interactuar con las personas y cosas de su medio ambiente: las actividades de cohesión en el aula utilizando el movimiento construyen un sentimiento de comunidad e interacción entre los alumnos.
  4. El aprendizaje es más fácil de depositar, recordar y recuperar si este tiene un componente emocional: el ejercicio a menudo genera un estado emocional positivo logrando que los alumnos conecten el aprendizaje con emociones positivas.
  5. El cerebro opera sobre las experiencias concretas: pocas cosas son más concretas que utilizar el movimiento para aprender o repasar un concepto.

¿Cuáles son las diez razones fundamentales por las que los educadores deberían utilizar los seis propósitos del movimiento para mejorar el aprendizaje?

1. Proporciona un recreo del aprendizaje y relocaliza la atención

La memoria de trabajo tiene una capacidad limitada. El Hipocampo, fundamental para la conversión de la información que está en la memoria de trabajo en memoria de largo plazo, también tiene un espacio reducido.

Imagínelo como si tuviera el volumen de botellita de gaseosa de 600 ml. ¡Muchos docentes a menudo intentan llenar este envase con información que colmaría uno de un litro y medio!

Por lo tanto, en lo que respecta al cerebro y la memoria, menos es, generalmente, mejor.

Construir el proceso de aprendizaje con recreos cerebrales (propósito número dos del movimiento) y dar tiempo para el procesamiento del contenido académico son dos objetivos esenciales en el aprendizaje. El movimiento puede proveer el necesario recreo cerebral para el aprendizaje y hacer que sus fases sean más eficientes.

Re-focalizar la atención es otro útil beneficio de estar activos. Es tan simple como trabajar con el cerebro en vez de contra él.

Utilizando el propósito número tres (estimular la salud y el ejercicio) un docente puede re-focalizar la atención de sus alumnos en segundos.

Por ejemplo, pedirles a los chicos que se paren y den diez saltos es una forma rápida de darle a sus cerebros una ráfaga de oxígeno fresco mientras lo re-focaliza para que continúen aprendiendo.

Recuerde, los estudiantes siempre están prestando atención, probablemente no al docente. No se enoje u ofenda, es tan solo un mecanismo de supervivencia cerebral.

2. Posibilita el aprendizaje implícito

El aprendizaje implícito es aquel que se realiza en forma inconsciente.

El movimiento es una poderosa herramienta para el aprendizaje implícito.

Gran parte de la enseñanza escolar sucede en forma explícita (o consciente) a través de la lectura, la escucha, clases teóricas, discusiones, tareas y la memorización mediante repetición que, en general, no es de interés o relevancia para el alumno. Ellos pasan la mayor parte de su jornada escolar aprendiendo a través de canales explícitos a pesar de que no es la forma preferida de conocimiento para el cerebro, ni tampoco la más eficiente.

El cerebro, en forma natural, aprende a través de los canales implícitos estimulado por la emoción y el movimiento, y caracterizado por el aprendizaje procedural (andar en bicicleta) alimentado por el Cerebelo y el emocional, procesado a través de la Amígdala.

Si se utilizan los seis propósitos del movimiento aumentará la cantidad de aprendizaje implícito en el aula.

3. Mejora el funcionamiento cerebral

Lo que es bueno para el corazón también lo es para el cerebro. El movimiento, en la forma de un ejercicio aeróbico prolongado, incrementa la función cognitiva y la memoria.

El ejercicio (Propósito número tres) aumenta el aprendizaje porque:

  • Mejora la atención y la motivación.
  • Estimula a que las neuronas se conecten entre sí (o sea a que formen nuevas sinapsis), lo cual es la base neurobiológica del aprendizaje.

4. El ejercicio cumple con las necesidades básicas

Éstas son:

  • Supervivencia.
  • Pertenencia.
  • Libertad.
  • Diversión.
  • Fuerza y energía.

Las necesidades, a menudo, no son abordadas en la escuela causando problemas conductuales y académicos así como también frustración tanto en los alumnos como en los docentes.

La implementación de los seis propósitos del movimiento puede lograr satisfacerlas de una forma simple, accesible y barata. Cuando se les permite a los alumnos involucrarse en el proceso de aprendizaje a través del movimiento, las necesidades de libertad y supervivencia son satisfechas. Por su parte, la de fuerza y energía se compensa a través de la competencia con el ejercicio. Las actividades de movimiento para cohesión en el aula construyen la pertenencia, lo cual es esencial para crear un hogar sustentable para el cerebro. Finalmente, cuando se decide utilizar este método en el aula, el medio ambiente y el aprendizaje se vuelven divertidos.

5. Mejora el estado del aprendizaje

Si un alumno tiene un estado de aprendizaje positivo mientras se le está enseñando, tendrá una mejor oportunidad de hacer conexiones y de comprender los conceptos que debe aprender.

El movimiento es uno de los más poderosos directores del estado de aprendizaje del alumno. Los docentes que utilizan los seis propósitos del movimiento tendrán un medio efectivo para dirigir a sus alumnos. Esto facilitará el éxito académico de muchos.

6. Diferencia la enseñanza

Las aulas se caracterizan por la diversidad de sus aprendices. Por lo tanto, diferenciar por el estilo de aprendizaje se convierte en una herramienta de enseñanza fundamental.

Algunos trabajos sugieren que más del 50% de los alumnos son predominantemente aprendices kinestésicos. En otras palabras, prefieren mover sus cuerpos mientras participan del proceso de enseñanza.

En respuesta a este alto porcentaje de aprendices kinestésicos es esencial que los docentes incorporen el movimiento en sus clases. Si la mayor parte de las jornadas se realizan a través del lenguaje oral y escrito, estamos dejando de lado a aquellos que prefieren aprender de manera kinestésica. Una forma efectiva de llegar a ellos es implementando los seis propósitos del movimiento en el aula. Al dictar los contenidos de este modo los docentes diferencian la enseñanza para alcanzar las necesidades de estos aprendices.

7. Involucra los sentidos

El Sistema Nervioso aprende y deposita la información a través de claves sensoriales. Por lo tanto, cuantos más sentidos utilicemos más probable será que la información sea aprendida y depositada.

En el aula esto a menudo sucede a través de escuchar, escribir, ver y discutir. Agregar los seis propósitos del movimiento al currículo incrementa la posibilidad de que la información sea aprendida, depositada y recordada para su posterior uso y transferida a otros contextos.

Pocas veces los alumnos tienen la oportunidad de experimentar los contenidos a través del movimiento y de utilizar su cuerpo.

Toda la información sensorial (incluyendo la vista, el oído, el tacto, el olfato, el gusto y el sentido kinestésico) contribuye al aprendizaje.

En la enseñanza, a menudo, está ausente la parte kinestésica. Para que la información sea asimilada, algo debe sucederle a través de una entrada sensorial.

El aprendizaje basado en una forma kinestésica puede proveer de una conexión muy fuerte con la información y así lograr su retención y recuerdo.

8. Reduce el estrés

La escuela y el aula pueden ser ambientes estresantes. Este estrés provendría de muchas áreas, incluyendo el estar sentado durante mucho tiempo, las expectativas académicas, sentirse desconectado del marco escolar, la presión social de los pares y las necesidades no logradas.

El movimiento y el ejercicio pueden tener un efecto positivo sobre el Sistema Nervioso ya que colaboran con la reducción del estrés.

La utilización de los seis propósitos del movimiento como parte de una experiencia integral del aula puede ayudar a estimular un clima positivo en el aula. Esto da lugar a un ambiente que minimiza el estrés mientras simultáneamente maximiza el aprendizaje.

9. Incrementa la circulación

Estar sentado por largos periodos hace que la sangre se acumule en los miembros inferiores, lo que implica un menor flujo sanguíneo cerebral.

Esto genera un estado de aprendizaje no deseable.

Simplemente permitiendo a los alumnos que se paren y se muevan, incorporando los seis propósitos del movimiento, alivia esta reducción sanguínea al aumentar la frecuencia cardíaca y su fuerza de contracción muscular. Lograr que llegue más oxígeno fresco al cerebro generará un estado de aprendizaje más efectivo.

10. Incrementa el aprendizaje y la memoria episódica

Durante el aprendizaje el cerebro toma debida nota de dónde está cuando aprende algo. Cuando se utiliza el movimiento para incorporar un concepto, una nota ambiental exclusiva es realizada por el cerebro haciendo que la información sea mucho más fácil de recordar.

A través de los seis propósitos del movimiento es posible para el Sistema Nervioso generar imágenes ambientales exclusivas del aprendizaje, las cuales pueden aumentar la capacidad de los alumnos de recordar la información a posteriori.


Imagen: elmundo.es