El momento histórico que estamos viviendo nos impulsa a revisar nuestras prácticas cotidianas, establecer nuevas rutinas y reacomodar nuestros patrones culturales ya establecidos.

Evaluar desde la virtualidad en tiempos de cuarentena

Fecha 28 de Abril de 2020

La circunstancia mundial que nos atraviesa nos lleva a buscar adaptaciones, a observar nuestro entorno, reflexionar sobre nuestras actividades y generar novedosas respuestas.

Es un momento de plasticidad neuronal y de ajuste que pone de manifiesto el uso de todas las herramientas aprendidas y creatividad para dar respuesta a la necesidad que toca a la puerta.

La tecnología instalada en nuestra cotidianeidad se ha convertido en un aliado inseparable que nos posibilita estar “conectados” a pesar del aislamiento social.

La escuela no queda exenta de este proceso, al contrario: día a día, más y más instituciones suman herramientas e instrumentos digitales para convertir sus clases, para preparar a los estudiantes ante distintos desafíos, en definitiva, para generar la transformación digital en la educación.

Hoy “ese” tiempo llegó y atravesó como huracán nuestras prácticas. Ningún nivel ni escuela quedó fuera. Todas respondieron y responden al desafío de “mudar” la institución a las aulas virtuales.

Con mayor o menor complejidad, la utilización de todas las redes sociales y plataformas antes ofrecidas en capacitaciones docentes, son buscadas, utilizadas y adaptadas a las nuevas circunstancias.

Estamos ante el desafío de responder a una necesidad, pensando, analizando, diseñando y creando propuestas. Porque no se trata solo de entregar un cuestionario frío, vacío del contenido más esperado en este momento: el emocional.

Ahora la familia nos conoce en nuestra práctica porque habrá un familiar que debe ayudar, acompañar, acercarse a la propuesta de clase. Y allí comienza el momento del proceso evaluativo, el de la pregunta.

La pregunta: mágica palabra que abre la puerta al proceso de duda, de consulta, entre el estudiante, la familia y el docente y que es en definitiva el momento en donde comenzamos a evaluar. Lo hacemos ampliando la respuesta a esa duda con un lenguaje amigable, seguro, volviendo a desafiar a la duda, para que la respuesta surja del estudiante.

En ese momento, la corteza frontal del alumno está desarrollando un camino de análisis, utilizando herramientas aprendidas, buscando la solución al problema que se le plantea. 

Aquella evaluación tradicional, que nació de la mano de la Revolución Industrial y que respondía a la reproducción en masa, ha quedado atrás. Estamos en otro momento, las circunstancias aceleraron el ingreso a otro tiempo.

Tiempo en el cual el uso de las herramientas digitales es clave para poder resolver un problema. Tiempo en donde no será solo dejarse llevar por las redes sociales (como los antiguos espejitos de colores), sino que el desafío será servirnos de ellas para nuestros propósitos: esto es lo que deberemos probar en estos momentos.

Entonces, cómo presentar y evaluar nuestras clases para quitar la presión del sistema en nosotros y, en definitiva, en nuestros estudiantes:

  • Presentarle a los estudiantes el acceso a un espacio virtual paralelo al de tu clase tradicional: no en todas las escuelas los estudiantes tienen la posibilidad de acceso a estos espacios; nos sorprenderíamos al ver cuántos chicos y chicas (que usan el celular como una extensión de su mano) no conocen algunas aplicaciones básicas y prácticas.
  • Brindar un instructivo paso a paso para lograr que accedan a dichos espacio: la guía de ruta que acompaña y brinda seguridad.
  • Recibir a los estudiantes en el espacio virtual con un mensaje de bienvenida amigable: esto es muy importante porque genera un vínculo inicial y establece un canal de comunicación emocionalmente positivo, predispone a la lectura y a la realización de las actividades propuestas.
  • Establecer los objetivos y metas de trabajo: dar una orientación breve de cuáles son los lineamientos generales para trabajar y establecer metas a corto plazo que los guíen en el camino.
  • Habilitar canales de comunicación que permitan a generar consultas: verdadero motor de la evaluación ya que allí evidenciaremos el proceso, constataremos por medio de la calidad de las preguntas el camino de comprensión y de análisis que se va desarrollando.
  • Guiar la presentación: la presentación es una parte importante de la comunicación que estamos estableciendo, por lo tanto, se deben establecer pautas claras previamente.
  • Dar respuesta ante la recepción de los trabajos: siempre desde una perspectiva positiva, incentivar a la mejora, auspiciar el desarrollo alcanzado y volver a cuestionar (aquellos que consideremos que necesita revisión) ampliando la pregunta a los puntos que no se lograron alcanzar.
  • Utilizar emojis que acompañen las consignas y respuestas de dudas, siempre que formen parte del entorno digital que estamos utilizando.
  • Anticipar la instancia del encuentro oral para defender el trabajo presentado: establecer las pautas de este momento brindará seguridad de cuáles serán los puntos a evaluar y la mirada que realizaremos de su presentación.

Son tiempos que nos desafían a cambiar definitivamente las formas a las cuales nos hemos acostumbrado, de desaprender y aprender a recorrer nuevos espacios, de acompañar a descubrir en el proceso educativo, brindando posibilidades y oportunidades diversas. 

#NosCuidamosEntreTodos #YoMeQuedoEnCasa


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