Escuchar temas alegres produce un baño químico de neurotransmisores del placer en nuestro cerebro, que nos lleva a sentirnos contentos y a percibir la vida desde ese estado emocional.

La música puede afectar nuestro estado de ánimo y el modo en que percibimos el mundo

Fecha 29 de Noviembre de 2013

Un nuevo estudio realizado por el investigador Jacob Jolij Meurs Maaike, del Departamento de Psicología de la Universidad de Groningen, muestra que la música tiene un efecto sumamente importante en la percepción.

 

Los sujetos que participaron en la investigación, debían realizar una tarea en la que tenían que identificar rostros felices y tristes, al mismo tiempo que escuchaban música. El resultado de la consigna demostró que las caras descubiertas con mayor facilidad eran aquellas que coincidían con la música que oían y que incluso percibían como alegres o tristes aquellos dudosos, según la melodía que escuchaban.

 

Nuestro cerebro constantemente compara la información que ingresa por los sentidos con la información guardada en la memoria, pero también utiliza un mecanismo de atajo, adelantándose a lo que vendrá. Este mecanismo es lo que hace a la percepción personal de un hecho, de un modo único según la experiencia de cada individuo.

 

Sin embargo, con este trabajo se pudo detectar que el cerebro no sólo almacena expectativas sobre la base de la experiencia, sino que la misma también puede ser influenciada por el estado de ánimo.

 

Otro estudio realizado en la Universidad Monash de Victoria, Australia, presenta la relación entre la música, el estado emocional y el estrés. En esta investigación, se les pidió a dos grupos de estudiantes que redactaran un discurso. A un grupo se lo dejo trabajar en silencio, al otro se le puso de fondo, mientras trabajaban, el Canon de Pachelbel Fasch.

 

Escuchar (YouTube): http://youtu.be/oDvtJlmIJgc?t=5s

 

La presión arterial y el pulso de los estudiantes que trabajaron en silencio mostró un aumento propio del estrés por la tarea, sin embargo no sucedió lo mismo con los que escucharon música, cuyos signos vitales se mantuvieron más estables.

 

Los trabajos de la Universidad de Groningen y Monash pueden llevarnos a plantearnos la aplicación práctica y diaria de estas investigaciones, utilizando la música en ámbitos educativos, laborales y personales para generar estados emocionales constructivos que ayuden a disminuir el estrés.

 

Bibliografía: