Un jugador o un atleta profesional puede decidir y resolver una situación propia de su actividad en pocas milésimas de segundo. ¿A qué se debe esta capacidad expeditiva? ¿En qué se diferencia un deportista amateur?

Neymar, ¿intuye o decide?

Fecha 23 de Julio de 2020

 MeNT
Mental and Neurocognitive Training
@equipoment


Pensemos en Neymar, un jugador capaz de eludir a dos adversarios en el área y luego “picarle” la pelota al arquero, por encima de su cabeza, para meter un golazo. Toda esta acción apenas llega a la duración de unos pocos segundos.

 

¿Creen que Neymar ha sido capaz de planificar conscientemente toda la acción realizada?

 

¿Piensan que ha sido capaz de ir percibiendo estímulo a estímulo todos los elementos que rodean el contexto sobre el que ha actuado?

 

Este artículo mostrará algo de información al respecto… ¡Esperamos que lo disfruten!

 

Eiichi Naito y Satoshi Hirose, prestigiosos investigadores en medicina aplicada al ámbito neurocientífico, de la Universidad de Osaka, en Japón, investigaron al jugador en cuestión (Neymar da Silva Santos Júnior). Escanearon su cerebro con una fMRI (Resonancia Magnética Funcional) y detectaron que la actividad de la región del cerebro de Neymar que controla el movimiento del pie no llega ni al 10% de la que tiene en una situación similar un futbolista amateur.

 

En el ejemplo que citamos, Neymar sabía lo que iba a hacer antes de que sucediera, pero sin plena consciencia de ello. ¿Por qué? ¿Cómo? Por la cantidad de situaciones semejantes que previamente el jugador ha experimentado. Situaciones similares sirven para resolver de forma creativa e inconscientemente una situación tan compleja. Naito e Hirose afirman: “hay evidencias de que el cerebro de Neymar usa muy pocos recursos de las regiones cerebrales que activan el movimiento de los pies. Una actividad reducida genera menos carga, lo que le permite realizar muchos movimientos complejos a la vez; de esta forma, su respuesta le permite tener más neuronas libres para hacer otras cosas o anticiparse a otras situaciones”.

 

Entonces, ¿cómo hacemos para brindar entrenamientos que les permitan a los jugadores ensayar la mayor cantidad de situaciones similares a las que pueden ocurrir en un partido? ¿Cómo entrenamos la correcta percepción y “lectura de la situación? ¿Es necesario entrenar la toma de decisiones?

 

Sería muy complejo y reduccionista ofrecer una única respuesta, pero sí podemos dar una serie de recomendaciones generales que le permitan al entrenador guiar hacia el éxito a sus jugadores. Esto implica aprender respuestas automáticas, pero, a su vez, entrenar la capacidad de leer correctamente las situaciones, identificar las soluciones posibles y ajustar la respuesta a la demanda del juego.

 

La primera recomendación consiste en diseñar entrenamientos que aproximen las características del contexto al juego real. Cuanto más parecido el entorno de entrenamiento al partido más sencilla será la transferencia de aprendizajes. Es necesario tener muy en claro qué queremos de nuestros jugadores, cuál será el modelo de juego elegido y, de ese modo, pensar en las tareas específicas de entrenamiento que ayuden a desarrollarlo. Es importante no olvidar la variable tiempo: muchas veces se entrena considerando mucho el espacio, pero poco se tiene en cuenta el tiempo. Ambas variables deben ser examinadas a la hora de diseñar un buen entrenamiento. El factor tiempo se puede ajustar progresivamente, en vistas a la evolución de la destreza motora de los jugadores.

 

Otra recomendación es poner la técnica al servicio de la táctica. Es decir, ser capaces de usar una destreza motora (un mecanismo motor inconsciente) como solución a una circunstancia específica que soluciona un problema táctico (percepción-decisión). Entonces proponer tareas globales en las que existan demandas técnico-tácticas favorecerá la creación de una memoria motriz que más se asocia a la intuición que a la toma consciente de decisiones.

 

Ahora es importante considerar que no debemos entender el proceso de actuación de un deportista como una ecuación cerrada (percepción + decisión + ejecución = éxito), sino que hay muchas variables que pueden condicionar el resultado. De lo contrario, el juego sería predecible y aburrido. Se trata de señalar que muchas de las tomas de decisiones que los jugadores realizan no son en forma consciente, sino automática, ya que esas respuestas motoras han sido “grabadas” en el cerebro en situaciones similares a la percibida.

 

Por último, es conveniente proponer de manera aleatoria entrenamientos que expongan a los jugadores a situaciones de juego que aumenten sus respuestas motrices dejando constancia en su cerebro para que luego puedan recuperarlas cuando sea necesario en el juego real. Pero el gran detalle a considerar respecto de esta recomendación es que es necesario hacer a los jugadores conscientes de lo que han hecho en primera instancia. Esto significa que hace falta detener el entrenamiento y hacer explícito, con una descripción verbal o gráfica, aquello que han realizado. De este modo, tenemos más garantías de que esos circuitos serán fortalecidos y consolidados a largo plazo.

 


Referencias bibliográficas:

• Naito, E., & Hirose, S. (2014). Efficient foot motor control by Neymar’s brain. Frontiers in human neuroscience, 8, 594. https://doi.org/10.3389/fnhum.2014.00594
• Collado Martínez, J. A. (2018). Neurociencia, Deporte y Educación (2018). Wanceulen, S.L.

 

Imagen: psgtalk.com