Las personas juzgan a otras que no conocen simplemente por ver cómo se encuentra su espacio de trabajo.

El orden no es lo de menos

Fecha 14 de Enero de 2019

Un viejo refrán reza que “El hábito no hace al monje”, mientras que otro dicho popular expresa: “La primera impresión es la que vale”. De hecho, es común que alguien, sin saber nada de una persona, haga una valoración simplemente por conocer sus expresiones, cómo está vestida, su tono de voz, etc.

Una investigación realizada en la Universidad de Michigan-Flint presentó que también juzgamos a los individuos que no conocemos por cómo se encuentra su espacio de trabajo.

Nuestro escritorio, oficina y la manera en la que ordenamos los papeles, al parecer, hablan de nosotros o, al menos, hacen que los demás puedan considerar nuestra forma de ser.

Para llegar a sus conclusiones, los investigadores realizaron tres experimentos con 160 participantes, quienes al azar conocieron una oficina de algunos de los científicos.

Todas contaban con los mismos objetos que las decoraban: papeles, carpetas y accesorios que dejaban entrever que se trataba del espacio laboral de un hombre. Entre los elementos, se encontraban una gorra béisbol, una taza, la foto de un bebé, libros de ciencia y revistas académicas en una biblioteca. La diferencia estaba en que algunas oficinas estaban limpias y ordenadas, mientras que otras, en cambio, se exhibían un poco o muy desordenadas.

Por ejemplo, en la oficina A todo se encontraba ordenado. Si bien había papeles en el escritorio, estos estaban apilados prolijamente, los libros en posición vertical, los muebles con archivos tenían etiquetas escritas a máquina y toda la basura estaba en la papelera.

Por su parte, la oficina B estaba un tanto desordenada: los libros en la biblioteca no estaban todos en posición vertical y, en el piso, se encontraba una revista y un libro. Además de papeles caídos al costado de la papelera. Finalmente, la oficina C era un gran desorden: se la veía sucia y muy desorganizada.

Los participantes debieron considerar cuál era la personalidad del investigador basándose en la apariencia de su ámbito laboral.

Los resultados presentaron que la oficina muy desordenada (la C), llevó a las personas a considerar que quien trabaja ahí era alguien más neurótico, malhumorado, menos agradable e indiferente. Así como comparar la A y la B dio como resultado que los participantes pensaran que el investigador de la oficina B era menos agradable y más neurótico que el investigador de la oficina A.

Si bien nuestros escritorios y ambientes laborales son una parte importante de nosotros –debemos decorarlos con elementos que nos hagan sentir cómodos–, es interesante descubrir cómo su orden y pulcritud afectan el modo en el que los demás nos perciben.

Nuestro espacio trabajo no debe ser un lugar que deba aparecer en una revista de decoración, sino un lugar en el cual la creatividad y la innovación estén presentes. Por esta razón, es importante y una buena idea que exhiba nuestro sello personal, aunque también es fundamental darle un toque de orden.


Bibliografía:

  • Horgan, T. G., Herzog, N. K., & Dyszlewski, S. M. (2018). Does your messy office make your mind look cluttered? Office appearance and perceivers' judgments about the owner's personality. Personality and Individual Differences, 138, 370. doi: 10.1016/j.paid.2018.10.018