
De la psicopatía al altruismo: neurobiología del espectro egoísmo – altruismo (segunda parte)
Leer: primera parte; tercera parte.
La corteza cingular anterior está involucrada en múltiples funciones ejecutivas cerebrales incluyendo la toma de decisiones basadas en recompensas.
Un ejemplo de una tarea que activa la función de monitoreo de detección de errores de la corteza cingular anterior es el test de Stroop. En esta prueba el nombre de un color es escrito con una tinta diferente. Por ejemplo, la palabra ROJO es escrita con tinta azul y se le pide al sujeto que la nombre ignorando la coloración de la tinta (o viceversa).
Esta estructura también puede tener un rol evaluativo durante el estrés generado por cometer un error. Por lo tanto, se piensa que es responsable de adaptar nuestras conductas en respuesta a la producción de equivocaciones. La corteza cingular anterior (especialmente aquella que rodea la región de la rodilla del cuerpo calloso) también tendría un rol en modular los mecanismos de recompensa en una forma percibida como gratitud ante la desaparición del factor que causa estrés y como resultado de interacciones sociales positivas.
Como el ser humano es una especie social, estas funciones pueden ser críticas para mantener las alianzas y criar hijos que tienen un extendido período de dependencia.
Durante una investigación se observó que aquellas personas que donaban dinero a los pobres exhibían en su resonancia magnética funcional una activación de su amígdala cerebral izquierda y también en su corteza fusiforme, una región responsable del procesamiento facial y que está relacionada con la empatía.
Asimismo, la oxitocina actúa sobre el sistema nervioso central regulando la conducta maternal y otros comportamientos sociales tales como el vínculo afectivo, la confianza y el estímulo de la generosidad.
Administrada nasalmente, esta neurohormona disminuye el miedo, la ansiedad y el rechazo xenofóbico, e incrementa la confianza en los demás, la conducta monogámica y la empatía.
La vasopresina también ha sido identificada como un posible regulador de las conductas compasivas. Los estudios de personas que mostraban un gran vínculo afectivo con su pareja demostraron un aumento de sus receptores a esta hormona.
También denominada hormona antidiurética, la vasopresina, además de su efecto antidiurético mediante la reabsorción de agua en los nefrones renales, presenta receptores en el sistema nervioso central que tienen un rol muy importante en el reconocimiento de claves sociales.
Existen investigaciones que apoyan la hipótesis de que variaciones en los receptores de la oxitocina y la vasopresina en el sistema nervioso central predicen que los individuos con estas oscilaciones exhiben un mayor grado de conductas altruistas, empáticas y compasivas.
Referencias bibliográficas:
- Adolphs, R. (2009). The social brain: neural basis of social knowledge. Annu Rev Psychol, 60, 693-716. doi: 10.1146/annurev.psych.60.110707.163514
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