Asociación Educar

En este video, Caterina Radzichewski nos invita a preguntarnos si en nuestras vidas la rutina es un concepto con carga positiva o negativa.

La amígdala reacciona fuertemente ante el estrés, el miedo, el aburrimiento, la frustración o la percepción de una amenaza activándose.

Todos los cerebros, incluso los de sus alumnos, están genéticamente cableados para prestarle atención a la novedad, los contrastes y las cosas relevantes y emocionantes.

No es sorprendente que las interrupciones sean el “asesino” número uno del rendimiento en el trabajo y en la escuela.

Mientras menos desafiante nos resulte una actividad más rápidamente surgirá el aburrimiento.

Un cerebro aburrido no siempre representa una realidad negativa. Si es bien aprovechado, este estadio marca un descaso de los problemas cotidianos, así como también la búsqueda de alternativas creativas para evitarlo. No obstante, si la sensación es prolongada se convierte en una amenaza.

En algunas oportunidades sucede que estamos en una clase y la atención se nos vuela hacia el espacio exterior. ¿Qué podemos hacer para que esto ocurra lo menos posible?

Al sexo lo define el hombre, mientras que la gestación la lleva a cabo la mujer. Roles definidos sin bordes borrosos: allí no hay problema. Luego llega el bebé y comienza la diferencia entre lo que aprendiste como niño, o sea lo que viviste, lo que vivió tu pareja y lo que esperas como ideal y lo posible... En un ámbito supersónico, de neuroplasticidad sobre-estimulada, la adaptación es esencial. Vayamos a la esencia de nuestra evolución como padres, tomemos la liana en la selva del SIGLO XXI y disfrutemos las dificultades, sinsabores e inmensas alegría de la PROFESIÓN MÁS DESAFIANTE DEL MUNDO.