La ansiedad es una característica de todo ser humano. Bien manejada nos puede generar energía creativa, pero si nos supera complicará nuestra existencia.
Un cerebro aburrido no siempre representa una realidad negativa. Si es bien aprovechado, este estadio marca un descaso de los problemas cotidianos, así como también la búsqueda de alternativas creativas para evitarlo. No obstante, si la sensación es prolongada se convierte en una amenaza.
El cerebro no es objetivo en cuanto a la realidad que capta. No acopia estímulos pasivamente, sino que puede alterarlos, haciendo que las expectativas ante una determinada percepción o sensación puedan modificar la experiencia misma.
El comienzo del ciclo lectivo está a la vuelta de la esquina y cada niño lo vive de una manera particular. El saber cómo acompañarlos en este momento de sus vidas nos permitirá armarlos con herramientas que los dejen fuertes de cara a esta nueva experiencia.
Nuestro cerebro cuenta con la capacidad de armar, fortalecer, desarmar y debilitar redes neuronales. Conocer este proceso más en profundidad nos permite darnos cuenta del valor que tienen las emociones en nuestro aprendizaje.