Nuestro cerebro tiene ciertas debilidades a la hora de aprender. Por lo tanto, debemos encontrar las herramientas para transformarlas en fortalezas del proceso de aprendizaje.
Nuestro cerebro se encuentra en un permanente estado de olvido. Nunca antes ha sido posible obtener tantos nuevos conocimientos y nunca antes ha sido tan complicado retener lo que es realmente importante.
Nuestro cerebro es un órgano inútil cuando tratamos de lograr la perfección. La obsesión por ser perfectos congela nuestro pensamiento y no nos permite ver los usos potenciales de nuestros errores.