La mentira: ¿Por qué existe? ¿En dónde se origina? ¿Cuáles son sus bases?

La verdad de las mentiras

Fecha 04 de Diciembre de 2013

En muchas oportunidades hemos escuchado decir que la mentira tiene patas cortas. Esto tiene mucho de cierto e incluso se podría decir que existe una base neurobiológica. Ante todo debemos ponernos de acuerdo sobre qué es una mentira. La mentira es una expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, cree o piensa y cuando a la mentira le damos apariencia de verdad estamos frente al engaño. En la mentira todo parece lo que no es.

Desde el punto de vista ontogénico los niños menores de dos años no son capaces de discriminar entre lo que es real y lo que es fantasía, por lo cual son incapaces de mentir. Por consecuencia, el acto de mentir se adquiere a través del aprendizaje y en tal sentido Marcel Proust (1871-1922), expresó que "...el instinto dicta el deber y la inteligencia da pretextos para eludirlo".

El cerebro del hombre comparte con el cerebro del resto de los animales la posibilidad de vivir el presente, pero se diferencia de estos porque no sólo puede revivir el pasado sino además proyectarse en el futuro. Estos aspectos son la consecuencia del proceso evolutivo que dio lugar a la hominización y el resultado más notorio es el desarrollo de nuestro cerebro que nos permite realizar un análisis crítico del pasado para comprender el presente en bien del futuro. Aquí surgen tres momentos bien diferenciados como son el pasado, el presente y el futuro. Cada uno de ellos, desde el punto de vista neurobiológico, tiene características que les son propias y específicas: el pasado se manifiesta a través de la memoria, el presente por la percepción y el futuro por el pensamiento.

El pasado y la mentira

Es frecuente escuchar que sin nuestra capacidad de recordar experiencias pasadas, seríamos viajeros errantes en un mundo perpetuamente nuevo para nosotros. La memoria es una condición esencial y necesaria para adquirir nuestra identidad.

La posibilidad de almacenar información, de recordar y eventualmente de evocar según las necesidades del individuo constituye uno de los dispositivos básicos del aprendizaje junto a la motivación y la atención. En tal sentido, podemos decir que la memoria es la facultad que nos permite traer el pasado al presente, dándole significado y posibilitando su proyección en el futuro. Según Marcel Proust "...no hay manera de describir el pasado sin mentir. Nuestra memoria no solo parece ficción. Nuestra memoria es ficción".

Todos sabemos que dos personas frente a un mismo hecho del pasado generalmente lo relatan de manera diferente, incluso una misma persona con el tiempo puede cambiar su versión sobre el pasado. Indudablemente esto es un aspecto normal de nuestra mente y depende de muchos factores que intervienen al evocar un recuerdo entre los cuales juegan un rol fundamental las emociones.

Neurobiología de la mentira

Se han desarrollado diferentes estudios clínicos y psicológicos tratando de establecer las posibles bases neurobiológicas responsables de la mentira y en tal sentido existe un consenso en aceptar que habría circuitos neuronales en la corteza frontal del cerebro.

Debemos tener presente que para mentir es necesario e imprescindible inhibir la verdad. Esto se ve corroborado por estudios realizados en base a neuroimágenes funcionales que han demostrado que cuando una persona miente se activan determinadas áreas cerebrales como son entre otras la corteza orbitofrontal que participa en procesos de carácter inhibitorio. Se cree que junto a las activadas durante la mentira, que intervienen en funciones ejecutivas, también se activan sectores del sistema límbico que juegan un rol crítico en las emociones.

Las mentiras son funcionales a diversas estrategias de supervivencia. Existen mentiras para ocultar, para sacar ventajas, para armar coartadas y otras que pueden ser meramente adaptativas o consensuadas. En tal sentido, el psicólogo luis muiño expresa que "...mentir hace que ciertas personas sean menos infelices, librándolos de un sufrimiento innecesario".

Todos en mayor o menor medida mentimos, de tal manera que la mentira es inherente a nuestra personalidad y esto es una de las causas por las cuales nunca se termina de conocer a la gente.

El lenguaje y la mentira

Existe una íntima relación entre el lenguaje y la mentira ya que por medio del lenguaje expresamos nuestras mentiras. El Profesor Dr. Marino Pérez Alvarez señala que "...el lenguaje eleva la mentira al máximo nivel de perfección". En efecto, el lenguaje como forma de comunicación característica y específica del ser humano, nos permite describir a los demás nuestras experiencias y afirmaciones, las que de hecho pueden ser falsas o verdaderas, por lo cual la posibilidad de mentir a través del lenguaje está implícita y aquí vale recordar el aforismo que dice "... por la boca muere el pez".

Como podemos apreciar, la mentira sólo tiene sentido en el contexto humano. Sin embargo, en la naturaleza existen especies con capacidad para engañar, pero en estos casos son sólo conductas innatas o genéticamente programadas que les permiten obtener un beneficio para su supervivencia, es decir, están fuera de la órbita de lo que en los seres humanos consideramos como moralmente aceptable.

Como conclusión, podemos afirmar que las mentiras juegan un rol importante en nuestras vidas, que están íntimamente relacionadas con nuestro pasado y que pueden tener consecuencias útiles o patológicas, fundamentalmente cuando se las usa para manipular a través del engaño.

Fuente:

  • Publicado en el diario El Día (La Plata), 2 de septiembre de 2010.